Últimamente he estado muy ocupada ligando por Internet. Para alguien un poco tímido –como yo-, y algo autista para captar las insinuaciones de los hombres –también como yo- es una buena opción.
Desde mi primera experiencia con el hombre Sprite, que sólo he sido capaz de contar hace poco, he mejorado mucho.
Mi siguiente cita era alérgico a los gatos. Mi pobre Pussy (el gato, es adoptado y venía con ese nombre) se tuvo que quedar encerrado en una habitación mientras tomábamos algo y charlábamos en el salón.
No fue suficiente, al rato mi proyecto de amante se tuvo que tomar un antihistamínico y, al poco tiempo, con la cara un tanto desencajada, me comentó: “siento una opresión en el pecho y en la garganta…”
Me asusté un poco. Y temí que mi pobre Pussy (ahora no hablo del gato) se quedara en ayunas porque tuviéramos que ir corriendo de urgencias.
Pero era un hombre de recursos: sacó el Ventolín y lo inhaló. Recuperó el resuello y me lo hizo perder a mí. ¡Qué forma de besar! Todo lo hacía igual, apasionado y entregado.
Ummm, estuvo muy bien. Tres orgasmos y dos inhalaciones de Ventolín.
Al cabo de unos días, recibí un mensaje: “He pensado que es mejor que cada uno siga su camino. Buena suerte”. En fin, digo yo que también hay hoteles, ¿no?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Publicar un comentario