Los hombres Sprite
A veces pasa. Le conocí en Internet y todo pintaba muy bien. Sensible, comunicativo, sin falsas promesas. No quería compromisos ni complicaciones ni yo tampoco.
Pensaba que había encontrado mi filón en Internet, pero no es una panacea.
Charlamos de todo. Sólo hubo un mal presagio. Mientras jugueteábamos con la idea de un encuentro sexual (puro morbo) me aseguró: “Te vas a sorprender de lo que duro”. Pasamos al teléfono. La conversación fluía y nos divertíamos. Nos reíamos.

Nos encontramos y aquel hombre decidido que “conocí” en Internet se convirtió en un ratoncito asustado. No daba pie con bola.
Le perdono que me hiciera andar una hora en busca de un restaurante para cenar a pesar de que había dicho que él se ocuparía de todo. Pase que no se comiera ni la mitad de la cena. Pase que devolviera la carne dos veces a la cocina porque decía que estaba poco hecha. Pase que jugueteara con ella en el plato y la dejara apilada en el centro… Pase que balbuceara en lugar de hablar. Pase que me diera la razón en todo por miedo a contrariarme.
¡Ay! Tenía un cuerpazo y era hermoso. Y me perdí.
Sí, cumplió su promesa. Me sorprendió con lo que duraba… Exactamente tres segundos. De reloj.
Infinitamente satisfecho e insatisfecho de sí mismo me dijo: “no imaginaba que fueras tan guapa”.
No sé si tomarme el lance como un cumplido o como un insulto.
En todo caso, me hizo pensar en cuan cierto es tantas veces eso de “dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
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  • SARA

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    Soy asesora de La Maleta Roja . Soy treinteañera (muy treinteañera, de hecho) y actualmente no tengo pareja. Ligo en ocasiones, aunque la mayoría de las veces no me entero de que me están tirando los trastos aunque me den con ellos en la cabeza. Me apasionan el sexo, las relaciones entre hombres y mujeres, las relaciones humanas y la vida en general. ¡Somos todos tan peculiares!!! Todavía espero que aparezca el amor, pero, mientras tanto, ¿por qué no pasarlo bien?